FAO contribuye a fortalecer la sanidad vegetal en musáceas de los países del SICA
La región SICA, agrupa a cuatro de los principales proveedores mundiales de bananos
Panamá. El pasado 01 de julio 2021 finalizó el Año Internacional de la Sanidad Vegetal, declarado así por las Naciones Unidas para todo el 2020, y que se prolongó hasta julio de este año debido al aplazamiento de algunas iniciativas decisivas a causa de la pandemia COVID-19, como una oportunidad única para concienciar a la población mundial sobre cómo la protección de la salud de las plantas puede ayudar a erradicar el hambre, reducir la pobreza, proteger el medio ambiente e impulsar el desarrollo económico.
Según indicó la FAO en diversas publicaciones durante este año, las plantas constituyen el 80% de la dieta humana. Como tal, son esenciales para la seguridad alimentaria y nutricional, o el acceso continuo a alimentos nutritivos, seguros, asequibles y suficientes para toda la población. Sin embargo, las plantas sufren el ataque constante de plagas que destruyen del 20 al 40 por ciento de los cultivos alimentarios cada año, siendo una amenaza para la seguridad alimentaria por el daño que causan a los cultivos, de modo que se reduce tanto la disponibilidad como el acceso a los alimentos, aumentando su coste.
En la subregión de Mesoamérica, la FAO ha trabajado en los países de Centroamérica con acciones para el fortalecimiento de la sanidad vegetal, tales como el Plan de acción para la prevención, detección y respuesta ante la marchitez por Fusarium de las musáceas, raza 4 tropical (MF-R4T), en coordinación con la Organización Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA), a solicitud del Consejo Agropecuario Centroamericano (CAC).
Este plan se diseñó para superar las debilidades existentes en los países de la región, minimizando los riesgos de introducción de la marchitez por Fusarium de las musáceas, raza 4 tropical, mejorar su detección y afrontar adecuadamente su posible contención y manejo. Todo esto mediante tres componentes: el primero, el incremento de la capacidad de los países para afrontar esta amenaza a través del fortalecimiento de sus marcos jurídicos y disposiciones legales; el segundo, la capacitación de funcionarios, técnicos y agricultores; y el tercero, la generación de alianzas, acuerdos de cooperación y sinergias para la movilización de recursos.
Para la Oficial de Agricultura de la FAO, Raixa Llauger, la implementación de este plan contribuirá al futuro de la producción de musáceas, importante rubro de la agricultura para la exportación, la generación de ingresos y empleo, pero también para la seguridad alimentaria y nutricional en los países de SICA. “Estas acciones reforzarán de manera significativa las capacidades nacionales y de la región del SICA para minimizar los riesgos de introducción de la MF-R4T, mejorar su detección y afrontar adecuadamente su posible contención y manejo”, indicó Llauger.
Según información de la FAO, las musáceas representan fuentes importantes de exportaciones y juegan un papel relevante en la seguridad alimentaria y los medios de vida de pequeños agricultores y el sector rural. La producción de banano es generadora de ingresos familiares, ingresos nacionales, empleo para toda América Latina y el Caribe; representa el 25,46% de la producción mundial del año 2019 y de ésta, el 34% se localiza en los países de la región del SICA, con un total de 10,144,537 toneladas.
Cabe destacar que, Centroamérica representa el 41,78% de las exportaciones de América Latina y el Caribe, que constituye el 25,46% del total mundial; y entre los primeros 10 exportadores de banano del mundo en el año 2019, se encuentran cuatro países miembros del SICA: Costa Rica en la cuarta posición (6,8% de las exportaciones mundiales); Guatemala, quinto exportador mundial (6,4% del total exportado en el mundo); República Dominicana, noveno en el listado (3% del total mundial) y Panamá en el décimo lugar (2,6% de todas las exportaciones globales), siendo estos países los responsables del 18.8% de las exportaciones globales de banano.
“Las consecuencias de la situación pandémica actual sobre la cadena alimentaria, los mercados y la recuperación económica de nuestros países pueden agravarse si no se fortalecen las medidas para afrontar la posible introducción y propagación de la MF-R4T en los países del SICA y fortalecer su capacidad general de preparación y respuesta”, añadió la funcionaria de FAO.
Hasta el momento, la erradicación de la MF-R4T no ha sido posible en ninguno de los países afectados en el mundo y ha provocado la modificación de las tecnologías del cultivo con mayores gastos de producción. El plan de acción contempla su implementación en los países miembros del SICA: Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana y está concebido para su ejecución durante tres 3 años (2021-2024).