Abordan soluciones ante la urgente necesidad de reducir la pérdida y desperdicio de alimentos

“El 13,3% de los alimentos a nivel mundial se pierden anualmente”

Chile. La Oficina Regional de FAO para América Latina y el Caribe fue la sede del conversatorio “Prevenir y reducir las pérdidas y los desperdicios de alimentos en el contexto de la seguridad alimentaria y nutrición. Un reto intersectorial”. La actividad contó con la participación de Monseñor Vincenzo Paglia, Presidente de la Pontificia Academia para la Vida de la Santa Sede; Máximo Torero, Economista Jefe de la FAO; y Esteban Valenzuela, Ministro de Agricultura del gobierno de Chile.  

Datos de la FAO evidencian que el 13,3% de los alimentos a nivel mundial se pierden anualmente tras su explotación agrícola, transporte, almacenamiento, venta y procesamiento. Esta estadística, sumada al hecho de que 43.2 millones de personas en América Latina y el Caribe padecen hambre y 159 millones enfrentan inseguridad alimentaria, destaca la imperante necesidad de gestionar eficazmente el uso de alimentos en todos los países. 

El debate fue moderado por el Subdirector General y Representante Regional de FAO para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin, quien al inicio del encuentro agradeció la participación de los panelistas de alto nivel, destacando la importancia de trabajar de forma intersectorial en esta materia entre instituciones tan diversas como son el Vaticano, un gobierno, y la FAO.  

Al inicio del debate, Máximo Torero se refirió a la situación actual de las PDA asegurando que “un tercio de lo que se produce en el mundo se está perdiendo o desperdiciando. Con una reducción del 50% de los alimentos perdidos o desperdiciados, podríamos tener suficientes frutas y vegetales para cubrir las recomendaciones globales de diversidad de dietas".  

Monseñor Vincenzo Paglia, Presidente de la Pontificia Academia para la vida de la Santa Sede, propuso tres áreas de acción para reducir las PDA: En primer lugar, la puesta en marcha de datos sobre el desperdicio alimentario en el continente latinoamericano, donde "menos datos hay sobre el fenómeno del desperdicio alimentario", para palpar "el peso real de este escándalo".

En segundo lugar, expresó la necesidad de que todas las partes implicadas en la llamada cadena alimentaria se unan para solucionar la lacra del desperdicio de alimentos, y finalmente planteó que el último campo de intervención requiere un enfoque cultural diferente. La alimentación "es la vida de las personas y de la sociedad", aseguró.   

Por su parte el Ministro Valenzuela, se refirió a las medidas y esfuerzos que se están llevando a cabo en Chile para avanzar en esta materia, asegurando: “Nuestra labor es garantizar un sistema agroalimentario que sea sostenible y justo. Estamos comprometidos en trabajar colaborativamente para atender este desafío”.  

En el conversatorio no solo se insistió en la necesidad de un fuerte trabajo intersectorial para disminuir la pérdida y desperdicio de alimentos, sino que corregir que, en una región como América Latina y el Caribe, que produce alimentos para el doble de su población y que es un referente en producción agrícola y pesquera, se desperdicie el 11,6% de sus alimentos. Es aún más preocupante que los alimentos esenciales para una dieta saludable, como frutas y pescados, sean los más desaprovechados. 

Estas cifras no solo reflejan una disfunción en el sistema agroalimentario, sino que también una evidente inequidad en la distribución de alimentos. Además, las repercusiones afectan el buen vivir, las esferas económicas, sociales y ambientales. 

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